jueves, 19 de febrero de 2009

Los Baka de Camerún

Los Baka de Camerún, al igual que los otros grupos de pigmeos, han sido desplazados de sus hábitats naturales, del interior de la selva, muchos de ellos presentan problemas de desarraigo, de alcoholismo y además también son utilizados por otras etnias locales para cultivar sus campos. Pero también siguen adentrándose en la espesa jungla para recolectar y cazar, allí ellos son los amos, totalmente adaptados a este medio para otros tan hostil.

En el mapa de la guía "Rumbo a Camerún" de Joan Riera, se puede apreciar la provincia del Este del país, en la parte inferior izquierda es donde se encuentran el mayor número de Baka, en la Reserva de Fauna del Dja.
El río Dja, un afluente del Congo, envuelve a la reserva y es una de las selvas tropicales mejor conservadas de Camerún. Forma parte del Patrimonio Mundial para la Humanidad, nombrado por la Unesco.
¿Quién vive en la selva? Como su nombre indica en la Reserva se encuentra un importante número de especies animales, entre los más importantes reseñaría, los elefantes, panteras, el gorila de llanura, el chimpancé, el mandril y diferentes colobos, mangabeys y cercopitecos, aves, multitud de reptiles, camaleones, tortugas y serpientes como la pitón y la víbora, además podemos encontrar dos especies de cocodrilos.
Los Baka son una de las etnias de Camerún que más pueden sorprendernos e interesarnos, conservan tradiciones ancestrales, algunas compartidas con otras etnias, como puede ser el hecho de limarse los dientes, por estética y por higiene, otras son más particulares, como son sus hermosos cantos, sus fascinantes voces imitando muchas veces los sonidos de la naturaleza, sus veladas nocturnas alrededor de un fuego en medio del bosque escuchando sus cantos es una de las experiencias más sobrecogedoras e inolvidables del viaje. Sus letras, cantos a los espíritus del bosque, a los que veneran y agradecen, son un pueblo todavía hoy por hoy inseparable de la selva. Para poder conocerlos un poco, tienes que adentrarte con ellos en ella, acompañarles en sus tareas diarias, permanecer a su lado. Hospitalarios, tranquilos, sonrientes, te reciben con interés y frescura. Otra de sus fascinantes habilidades es el "Tambor de agua", mujeres y niños dentro del agua palmatean en la superficie del agua como si de un tambor se tratara, el sonido es de una belleza extrema, mientras tocan el agua, cantan.

sábado, 24 de enero de 2009

Formas de viajar


Viajo con la mente abierta, intento no tener ideas preconcebidas, me adapto al ritmo del país, de sus gentes, me gusta compartir su forma de vida, vivir en sus casas, comer su comida, brindar con ellos, festejar sus fiestas, sentir sus emociones, me gusta que oigan mi risa, que apreten mi mano, me gusta el contacto. Sé que no puedo conocer a fondo una región, en poco tiempo, sé que no puedo comprender su forma de pensar y de sentir. Pero puedo intentarlo viajando de esta manera. No quiero conocer sólo las fachadas de sus casas, quiero vivir y convivir en su interior. En Camerún te encuentras gente que no tiene miedo a compartir. A veces me pregunto si es mejor visitar una zona, con todo lo que ello conlleva de contaminación cultural, o no visitarla, pero se me borran las dudas cuando hablo con cameruneses, siempre celebran las visitas de extranjeros. Se ha escrito y debatido mucho sobre el turismo, sobre las formas de viajar. Jordi Gascón y Ernest Cañada en "El turismo y sus mitos" exponen sus ideas sobre las ventajas y desventajas del turismo. Todos los mitos tratados nos inducen a una reflexión, pero hay uno de ellos que especialmente me interesa, ya que es una preocupación que siempre he tenido: "A menudo se piensa que el turismo ayuda a que la gente en el mundo se conozca mejor, y a romper con estereotipos culturales. El turismo, se cree, permite que los turistas y la gente del lugar conozcan otras maneras de vivir, de entender la realidad, de creencias y costumbres...", "...los turistas tienen ideas preconcebidas de las costumbres y de las personas del país que van a visitar y estas ideas son difíciles de cambiar..."
Creo en los viajes de grupos pequeños, dónde el contacto es mucho más fácil; creo en los viajes dónde convives con los habitantes a su mismo nivel; creo en un turismo solidario, en el que puedas participar en la mejora de las condiciones de vida de la gente, no para ofrecerles progreso, sabemos que no es sinónimo de felicidad, sino para ayudar a que conserven sus tradiciones, su estilo de vida, ayudarles tal vez en la mejora de la higiene y de la salud, pero quiero que mantengan su forma de pensar y de vivir, si es que es eso lo que desean, que mantengan también sus vínculos sociales y sus vínculos con la naturaleza. El turismo responsable o sostenible parece ser la mejor opción, participar en una forma de viajar en la que el turismo ayude a las comunidades locales y al medio ambiente, en la que los propios habitantes gestionen sus recursos e intereses.
En una entrevista a Fco. Giner Abati le preguntan qué tribu africana de las que ha conocido en África le parece más acogedora con los extranjeros. Él responde: "En mi experiencia con quien mejor me encuentro es con los más sencillos, que ocupan el lugar más bajo en la jerarquía de las tribus. Los pigmeos Baka del Camerún fueron una experiencia inolvidable. Cada noche danzábamos alrededor del fuego a la luz de la luna. Salíamos al bosque y aprendíamos los secretos medicinales de muchas plantas".
Se puede conocer y danzar con los Baka, yo lo hice...

lunes, 12 de enero de 2009

Área Forestal de Lokoundjé-Nyong: ellos, los Badgeli

Mujeres badgeli tocando en caña de bambú.

Uno de mis grandes intereses en Camerún era visitar sus selvas y a los habitantes que les acogen, conocer a los badgeli, a los baka, ambos etnias pigmeos. Conocer su problemática, la salida obligatoria de la selva, la pérdida en parte de sus tradiciones, de su modo de vida, conocerlos y participar en su recuperación, cooperar en proyectos que les ayuden a recuperar su lugar, que mejoren sus condiciones de vida.
Llegamos al campamento badgeli, ellos te saludan amablemente; lo primero que se hace en Camerún al llegar a una nueva zona, es saludar a sus habitantes, todos tenemos curiosidad mutua, ellos te miran y tu a ellos; en el caso de que sea una aldea con jefe, debes ir a saludarle, es una muestra de cortesía y una costumbre agradable, son hospitalarios, tranquilos, tienen una calma que generalmente, acostumbrados a nuestro mundo de caos, nos resulta desconocida. Esto te llama poderosamente la atención en África, cuando sales de sus ciudades, ciertamente caóticas aunque muy interesantes, los habitantes de las aldeas, de los pueblos por los que pasas, son gentes serenas, el tiempo se ralentiza, es una sensación maravillosa.
La etnia badgeli es una etnia pigmea, pero no esperemos encontrar hombres y mujeres demasiado pequeños, tienen 1,40-1,45 m de altura aproximadamente, a mi no me sorprende su altura y no es lo que más llama mi atención. Por el contrario, llama la atención la timidez que muestran en un principio. Se llaman también bakola o babinga, y hablan una antigua lengua bantú. Como todos los pueblos indígenas del planeta, veneran a la naturaleza, son habilidosos y grandes conocedores de la misma, y aunque los badgeli viven la mayoría cerca de las aldeas bantú, siguen haciendo incursiones en la selva para proveerse de lo que necesitan, caza y recolección. Y gracias a esta forma nueva de viajar, conviviendo con las comunidades locales, puedes pasar con ellos unas horas agradables. Ellos tocan y cantan, puedes sentarte a su lado, hablar con ellos, compartir comida, puedes compartir sus instrumentos, danzar con ellos, incluso dormir en la selva.









Además de la excursión de varias horas que realizas para llegar al poblado, también puedes darte una vuelta con ellos, te contarán cosas interesantes de los grandes árboles, utilizan cortezas para problemas respiratorios, para hemorragias, dolores de estómago y también te enseñan el árbol con el que remedian la impotencia. No es algo nuevo para nosotros el uso de plantas medicinales y culinarias, ni tampoco el uso de plantas en rituales tanto religiosos como profanos; pero el hecho de encontrarte en un lugar tan remoto, en una selva tropical, con unas gentes tan especiales, hacen de la experiencia un episodio inolvidable e intenso de tu viaje.















Hombre badgeli recolectando cortezas medicinales.

Vista del río en la excursión por la selva.

Fuente: Ruth Moreno
El pueblo africano, tanto rural como urbano, tiene unas fuertes convicciones religiosas, sean de la índole que sean, hay musulmanes, católicos cristianos, protestantes, animistas, eso se siente en su presencia, en cualquier conversación asoma el nombre de Dios, el Cielo, la Madre Selva, El Bosque, aún para un no creyente, la fortaleza que les confiere su fé te llena de respeto, incluso te das cuenta del abrigo que puede suponer en su medio, tantas veces cruel, el sentirte habitado, como ellos se sienten, por "Dios", llámesele como se quiera.
En África, en Camerún, todo es posible, y cualquier pequeño rincón se convierte en una fascinante aventura llena de sorpresas, colores, sonidos, tierras rojas, aguas azules, y cientos de luciérnagas norturnas que iluminan las noches tropicales, el calor, la lluvia, palabras que intercambias a la luz de un candil, un trago de vino de palma y el sabor de frutos desconocidos.

Espectacular zona de mangles.

Cerca del Área Forestal de Lokoundjé-Nyong, hay otras muchas zonas que visitar, no dejes nunca de ir al litoral, a las playas vírgenes de la costa, verás zonas con suciedad y restos que arrastran las olas a las playas, pero esto no debe enturbiar otros valores que encuentras en las poblaciones locales: hospitalidad, amabilidad y alegría. Las mujeres cocinan en fuegos en el suelo de estancias de tierra, el pescado a la brasa es la especialidad de esta zona costera, acompañado siempre por bananas fritas o cocidas. El océano tiene una gran fuerza, puedes bañarte en sus aguas, los pescadores salen a faenar en amplias canoas que construyen ellos mismos, las olas les tambalean, la vida de la aldea continua con tu presencia. De noche compartes casa con una familia local, te ceden camas o habitaciones con gran generosidad, les alegra que aceptes sus regalos, el intercambio es gratificante para ambas partes. En estos encuentros te sientes más viajero que turista, la gente de las aldeas que yo recorrí no me ofrecieron lujo, ni excesos, pero tuve la sensación de estar viviendo Camerún desde dentro.

jueves, 25 de diciembre de 2008

Área Forestal de Lokoundje-Nyong: el encuentro con la selva

Desde Douala y Yaoundé se toman autobuses que te llevan a Kribi. Si te bajas en Fifinda o Ebea puedes adentrarte en el área forestal de Lokoundjé-Nyong y visitar con los badgeli alguno de sus campamentos, los cuales ya no habitan de manera continua, de hecho, la mayoría de ellos viven en las aldeas de bantús de la zona; pero eso no importa demasiado, si te adentras con ellos en la selva, puedes aprender sus conocimientos sobre los remedios que todavía buscan en las cortezas de los grandes árboles, puedes recolectar frutos, escucharles cantar y tocar sus pequeños tambores y sus troncos de bambú, puedes disfrutar de sus danzas y sentir que todavía forman parte de la jungla.
Vamos a empezar el viaje. El área forestal de Lokoundjé-Nyong se encuentra en la provincia Sur de Camerún, se sitúa entre los dos grandes ríos que la dan nombre, el Lokoundjé y el Nyong, y entre las ciudades de Edea, Eseka y Kribi.
Fuente: Joan Riera. "Rumbo a Camerún"
El gobierno camerunés quiere proteger proximamente esta zona, la protección parece necesaria, pero lleva implícita, desafortunadamente, otros problemas graves, como es el hecho de que los pobladores naturales de zonas protegidas son desplazados de sus hábitat. La ley internacional les protege y les da derecho como pueblos indígenas a su autodeterminación y a disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, como se define en el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales C169, de 1989 (Conferencia General de la OIT). La realidad no es esa, los pueblos indígenas son los más vulnerables y los que primero sufren con la llegada del llamado "progreso", la idea de que hay que sacar a estos pobladores de las selvas y llevarlos a vivir a la aldeas más "civilizadas", se extiende incluso entre los propios cameruneses de otras etnias, pero el progreso no les da más felicidad, ni mejoras sanitarias como se piensa, más bien al contrario, les pone en contacto con enfermedades nuevas para ellos, como son el SIDA y la obesidad; y emociones que no conocían en la selva en la que han vivido miles de años, como son la soledad, el desarraigo, la intolerancia y menosprecio de sus nuevos vecinos, los que generalmente les utilizan para trabajar en sus plantaciones agrícolas a cambio de mandioca, sal, tabaco y muchas veces alcohol.

Cuando llegas a la selva en tu empeño de convivir con los Badgeli, ésto es lo que te encuentras, lo primero que vives es la selva de lleno, el bosque es tupido, apenas unos rayos de luz penetran en él, ninguno de ellos llega al suelo, todo cubierto de una suave manta de Selaginella, el verde prevalece resplandeciente, las lluvias tropicales se suceden, el calor es alto, pero no asfixiante, el sendero es estrecho y aquí y allá las plantas llaman tu atención, sobre todo los troncos de los árboles. Las plantas forman un universo mágico y necesario repleto de magníficas adaptaciones a los medios en los que habitan. Los árboles tropicales y subtropicales presentan varias de estas adaptaciones. Son altos, sin apenas corteza, debido a lo suave de su hábitat, tienen la humedad necesaria y no se dan condiciones extremas como en nuestras latitudes, lo único que escasea es la luz, por eso su lucha para ser los más altos. Por otro lado, el suelo de las selvas es muy pobre en nutrientes, de modo que las raíces no necesitan profundizar para obtener agua, que la tienen fuera, ni para obtener nutrientes, que se encuentran también en la fitomasa aérea.

Entonces ¿Cómo puedo ser un árbol alto y fuerte sin tener profundas y gruesas raíces que me sustenten?
Puedo decidir entre varias posibilidades, una de ellas es tener raíces tabulares, estas raíces se extienden horizontalmente, de modo que me sirven de contrafuertes para poder seguir creciendo para alcanzar la luz tan deseada.
En la selva primaria se dan varios estratos muy bien tipificados. Existe un dosel arbóreo continuo de árboles que alcanzan los 40-50 m de altura; por encima de éste, aparecen de manera discontinua "los gigantes", árboles que pueden alcanzar los 60-70 m de altura. Debajo del dosel, aparece otro estrato de árboles más pequeños donde se encuentran los árboles frutales, las altas palmeras e incluso altas herbáceas. Por debajo, un último estrato, con plantas herbáceas bajas, de suelo, entre las que encontramos plantas que cultivamos en nuestras latitudes como "plantas de interior".

Otra posibilidad de sostenerme es gracias a las raíces fúlcreas, son raíces zancudas que crecen del tronco y se clavan en el suelo. Los pigmeos te cuentan que dentro de estas raíces puedes esconderte si te persigue un elefante, si el elefante aún así se acerca, le cortas la trompa. Y es que en las selvas de Camerún, como veremos en la Reserva del Dja, se encuentra una importante fauna, entre ella, los grandes elefantes africanos, panteras, muchas aves, insectos sobre todo coleópteros, y también primates.



Y si no soy un árbol ¿Cómo puedo alcanzar la luz? Existen otras alternativas para mi, prefiero crecer sin tener un grueso tronco, no quiero gastar mi energía en ésto, pero quiero ser alto, quiero crecer y crecer. Entonces soy una liana o bejuco. Dicen que si todas las lianas cayeran a la vez en las selvas, toda la selva caería con ellas, ya que crecen y se sujetan a muchos árboles a la vez. De hecho, cuando un gran árbol cae, siempre arrastra con él a otros varios, debido a que se encuentran unidos por bejucos y trepadoras.





En el camino, a veces, te encuentras con pequeños ríos que tienes que atravesar, los habitantes de la selva han construido puentes de estructuras diferentes, éste tiene varios troncos juntos, otras veces, se trata de un sólo tronco grueso, otras, debido a la lluvia tan abundante en la estación húmeda, es mejor atravesar el río por el agua, ya que los troncos se hacen demasiado resbaladizos. Siempre te fías de tu guía, pero el riesgo existe. Eso hace aún más interesante la selva.


Mira, ¿y ésta planta? ¿la conoces?. Es un helecho epífito muy común en los viveros, el Asplenium nidus, "nido de ave", ¿por qué se llama así?. Al ser epífito y vivir sobre otras plantas necesita proporcionarse su propio sustrato, el cual acumula en el centro de la roseta de frondes, a base de detritos del entorno, formando una especie de nido. Esta es otra manera de alcanzar la luz, vivir sobre otras plantas. A veces, los epífitos que soporta un árbol le supone un peso tan elevado, que algunos tienen estrategias asombrosas para librarse de ellos. Una puede ser que cada cierto tiempo los árboles pierden su fina corteza, que cae en capas, con ellas, los epífitos; otras, se asocian con insectos que atacan a los epífitos. Cada uno tiene que buscarse sus propios medios para sobrevivir en un medio con tanta competencia.

martes, 23 de diciembre de 2008

Encuentros

Cuando estás en África tienes muchos encuentros, te encuentras con un mundo nuevo, interesante, diferente pero cercano, están tan cerca de Europa, el viaje es corto, y el impacto máximo. También conoces a otros viajeros como tú, que se mueven por diferentes intereses, cada uno vive su viaje interior, ahí está la emoción de viajar y de conocer, cada uno encuentra aspectos diferentes dependiendo de lo que busque.

Encuentras a personas que trabajan allí, a voluntarios, a emprendedores de ONGs que realizan una labor fantástica y siempre necesaria. Así, conozco a Carol Kroon, fundadora de la ONG Kirabo, esta es una de sus fotos, las horas de dedicación a África de todo el equipo es para elogiar, pero siempre se necesita más, ¿Quieres colaborar? Tienes muchas maneras de hacerlo:



¿Cómo comenzó mi andadura?

Siempre he vivido África desde dentro, primero desde mi imaginación, después a través de documentales y de vidas de misioneros. Más tarde la casualidad, a veces pienso que las casualidades no existen, hizo que tuviera amigos en Camerún. Cuando comencé a viajar, África me parecía que escondía demasiados peligros, y me decanté por otros lugares, lejanos y también muy enriquecedores, pero no eran África. Hace unos años, en una conversación con un guía de países asiáticos, me comentó su gran pasión por África, había trabajado durante meses como reportero gráfico en documentales, y había recorrido todo el continente, había vivido experiencias muy especiales, algunas sobrecogedoras; al llegar la conversación a mi pregunta, ¿Y qué te pareció Camerún?, sin ninguna duda me alentó a que viajara a este país, me habló de los maravillosos paisajes, de sus hospitalarios habitantes, me habló de un viaje lleno de facetas de diversos colores, -"no vayas a Asia, sin duda alguna, viaja a Camerún"-. En ese momento, viajé a Vietnam y Camboya.

Un día encontré la guía "Rumbo a Camerún" de Joan Riera, él me ofrecía, además de la estupenda información que recoge en su guía, la oportunidad de poder comunicarme con él; para un primer contacto, escogí la vía e-mail, para mí, fue una sorpresa agradable recibir una contestación rápida desde dentro de Camerún, dónde se encontraba en ese momento en uno de sus múltiples viajes a esta zona central de África.

Me ofrecía una manera de viajar diferente, una concepción de África muy cercana a la mía, y sobre todo, una gran pasión por el país. Viajar compartiendo con la gente que vive allí, eso era lo que yo buscaba, conocer desde cerca, vivir un poco de sus vidas, convivir, porque el intercambio es enriquecedor e inevitable. Conocer etnias increíbles, escuchar multitud de lenguas diferentes (en Camerún hay más de 240 lenguas), dormir en sus cabañas, compartir sus casas, su comida, sus quehaceres diarios, escuchar sus cantos, participar en sus danzas y ceremonias, conocer los lugares en dónde viven, los ríos, la vegetación, la montaña, el mar, la selva, ¡Ay, la selva!.
También, en la ciudad, ver otra parte importante de Camerún, costumbres diferentes, la universidad, los profesores, los estudiantes, las ocupaciones de sus habitantes, taxis, autobuses, motos, voces, bares, bebidas, olor a comida callejera, la gente trabaja, puedo arreglar mis zapatos mientras como si lo necesito, la gente ríe, se divierte, tienen prisa, alzan la voz, fuertes risas, elegancia, tanto en mujeres como en hombres, colores, alboroto, curiosidad, miradas, muchas miradas, extrañeza, simpatía, gritos, silencio, niños, ¿quieres nuez de Kola?, la noche, el cielo, las luces, bailar, disfrutar.
Mi encuentro con Joan Riera, antropólogo, especialista y amante de África fue importante, Tú puedes aventurarte si quieres: http://www.viajescamerun.com/, http://www.tempsdoci.com/

lunes, 22 de diciembre de 2008