jueves, 25 de diciembre de 2008

Área Forestal de Lokoundje-Nyong: el encuentro con la selva

Desde Douala y Yaoundé se toman autobuses que te llevan a Kribi. Si te bajas en Fifinda o Ebea puedes adentrarte en el área forestal de Lokoundjé-Nyong y visitar con los badgeli alguno de sus campamentos, los cuales ya no habitan de manera continua, de hecho, la mayoría de ellos viven en las aldeas de bantús de la zona; pero eso no importa demasiado, si te adentras con ellos en la selva, puedes aprender sus conocimientos sobre los remedios que todavía buscan en las cortezas de los grandes árboles, puedes recolectar frutos, escucharles cantar y tocar sus pequeños tambores y sus troncos de bambú, puedes disfrutar de sus danzas y sentir que todavía forman parte de la jungla.
Vamos a empezar el viaje. El área forestal de Lokoundjé-Nyong se encuentra en la provincia Sur de Camerún, se sitúa entre los dos grandes ríos que la dan nombre, el Lokoundjé y el Nyong, y entre las ciudades de Edea, Eseka y Kribi.
Fuente: Joan Riera. "Rumbo a Camerún"
El gobierno camerunés quiere proteger proximamente esta zona, la protección parece necesaria, pero lleva implícita, desafortunadamente, otros problemas graves, como es el hecho de que los pobladores naturales de zonas protegidas son desplazados de sus hábitat. La ley internacional les protege y les da derecho como pueblos indígenas a su autodeterminación y a disponer libremente de sus riquezas y recursos naturales, como se define en el Convenio sobre pueblos indígenas y tribales C169, de 1989 (Conferencia General de la OIT). La realidad no es esa, los pueblos indígenas son los más vulnerables y los que primero sufren con la llegada del llamado "progreso", la idea de que hay que sacar a estos pobladores de las selvas y llevarlos a vivir a la aldeas más "civilizadas", se extiende incluso entre los propios cameruneses de otras etnias, pero el progreso no les da más felicidad, ni mejoras sanitarias como se piensa, más bien al contrario, les pone en contacto con enfermedades nuevas para ellos, como son el SIDA y la obesidad; y emociones que no conocían en la selva en la que han vivido miles de años, como son la soledad, el desarraigo, la intolerancia y menosprecio de sus nuevos vecinos, los que generalmente les utilizan para trabajar en sus plantaciones agrícolas a cambio de mandioca, sal, tabaco y muchas veces alcohol.

Cuando llegas a la selva en tu empeño de convivir con los Badgeli, ésto es lo que te encuentras, lo primero que vives es la selva de lleno, el bosque es tupido, apenas unos rayos de luz penetran en él, ninguno de ellos llega al suelo, todo cubierto de una suave manta de Selaginella, el verde prevalece resplandeciente, las lluvias tropicales se suceden, el calor es alto, pero no asfixiante, el sendero es estrecho y aquí y allá las plantas llaman tu atención, sobre todo los troncos de los árboles. Las plantas forman un universo mágico y necesario repleto de magníficas adaptaciones a los medios en los que habitan. Los árboles tropicales y subtropicales presentan varias de estas adaptaciones. Son altos, sin apenas corteza, debido a lo suave de su hábitat, tienen la humedad necesaria y no se dan condiciones extremas como en nuestras latitudes, lo único que escasea es la luz, por eso su lucha para ser los más altos. Por otro lado, el suelo de las selvas es muy pobre en nutrientes, de modo que las raíces no necesitan profundizar para obtener agua, que la tienen fuera, ni para obtener nutrientes, que se encuentran también en la fitomasa aérea.

Entonces ¿Cómo puedo ser un árbol alto y fuerte sin tener profundas y gruesas raíces que me sustenten?
Puedo decidir entre varias posibilidades, una de ellas es tener raíces tabulares, estas raíces se extienden horizontalmente, de modo que me sirven de contrafuertes para poder seguir creciendo para alcanzar la luz tan deseada.
En la selva primaria se dan varios estratos muy bien tipificados. Existe un dosel arbóreo continuo de árboles que alcanzan los 40-50 m de altura; por encima de éste, aparecen de manera discontinua "los gigantes", árboles que pueden alcanzar los 60-70 m de altura. Debajo del dosel, aparece otro estrato de árboles más pequeños donde se encuentran los árboles frutales, las altas palmeras e incluso altas herbáceas. Por debajo, un último estrato, con plantas herbáceas bajas, de suelo, entre las que encontramos plantas que cultivamos en nuestras latitudes como "plantas de interior".

Otra posibilidad de sostenerme es gracias a las raíces fúlcreas, son raíces zancudas que crecen del tronco y se clavan en el suelo. Los pigmeos te cuentan que dentro de estas raíces puedes esconderte si te persigue un elefante, si el elefante aún así se acerca, le cortas la trompa. Y es que en las selvas de Camerún, como veremos en la Reserva del Dja, se encuentra una importante fauna, entre ella, los grandes elefantes africanos, panteras, muchas aves, insectos sobre todo coleópteros, y también primates.



Y si no soy un árbol ¿Cómo puedo alcanzar la luz? Existen otras alternativas para mi, prefiero crecer sin tener un grueso tronco, no quiero gastar mi energía en ésto, pero quiero ser alto, quiero crecer y crecer. Entonces soy una liana o bejuco. Dicen que si todas las lianas cayeran a la vez en las selvas, toda la selva caería con ellas, ya que crecen y se sujetan a muchos árboles a la vez. De hecho, cuando un gran árbol cae, siempre arrastra con él a otros varios, debido a que se encuentran unidos por bejucos y trepadoras.





En el camino, a veces, te encuentras con pequeños ríos que tienes que atravesar, los habitantes de la selva han construido puentes de estructuras diferentes, éste tiene varios troncos juntos, otras veces, se trata de un sólo tronco grueso, otras, debido a la lluvia tan abundante en la estación húmeda, es mejor atravesar el río por el agua, ya que los troncos se hacen demasiado resbaladizos. Siempre te fías de tu guía, pero el riesgo existe. Eso hace aún más interesante la selva.


Mira, ¿y ésta planta? ¿la conoces?. Es un helecho epífito muy común en los viveros, el Asplenium nidus, "nido de ave", ¿por qué se llama así?. Al ser epífito y vivir sobre otras plantas necesita proporcionarse su propio sustrato, el cual acumula en el centro de la roseta de frondes, a base de detritos del entorno, formando una especie de nido. Esta es otra manera de alcanzar la luz, vivir sobre otras plantas. A veces, los epífitos que soporta un árbol le supone un peso tan elevado, que algunos tienen estrategias asombrosas para librarse de ellos. Una puede ser que cada cierto tiempo los árboles pierden su fina corteza, que cae en capas, con ellas, los epífitos; otras, se asocian con insectos que atacan a los epífitos. Cada uno tiene que buscarse sus propios medios para sobrevivir en un medio con tanta competencia.

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